Club 16 nov. 2025

Australia vs. Uruguay: una repesca mundialista muy rojilla

En noviembre de 2005, en la ciudad de Sídney (Australia), se vivió uno de los momentos más icónicos del fútbol australiano: su regreso a una Copa del Mundo por primera vez en 32 años, tras vencer a Uruguay en la repesca por un boleto al Mundial de Alemania 2006. Por curioso que parezca, aquella fue una serie que el osasunismo siguió muy de cerca. Y es que, pese a enfrentarse selecciones de países lejanos a Navarra, cuatro jugadores con pasado rojillo lucharon por representar a sus naciones en aquella eliminatoria.

Con los Socceroos estaba John Aloisi, quien unos meses antes había marcado el primer gol rojillo en una final de la Copa del Rey. Esa noche se convirtió en un ícono del fútbol australiano al anotar el penal decisivo que clasificó a su selección para la cita mundialista.

“Es muy raro que en tu carrera la gente te recuerde tanto por un momento tan especial, y a mí me recuerdan por dos. Cuando he vuelto a Navarra, la gente me para a hablar del gol en la final de la Copa del Rey contra el Betis, y para mí eso es especial”, explica Aloisi. “Y también en Australia, ya van a ser 20 años en los que la gente, no todos los días, pero casi, te quiere parar para hablar de ese partido y del gol contra Uruguay. Me cuentan dónde estaban: muchos estaban en el estadio, otros en un bar, en casa o incluso en otro país, y quieren hablar de ese momento”.

Por parte de la selección uruguaya había dos jugadores que ya habían dejado huella en Pamplona y uno que comenzaba a hacerlo. Pablo García y Richard “Chengue” Morales, junto a Aloisi, protagonizaron algunos de los capítulos más memorables de la historia rojilla, mientras que Marcelo Sosa formaría parte del equipo que llevaría a Osasuna a competir por primera vez en la fase previa de Liga de Campeones de la UEFA.

El emparejamiento entre australianos y uruguayos no era nuevo en las repescas mundialistas. Cuatro años antes, ambos se habían enfrentado por un boleto al Mundial de Corea y Japón 2002. En aquella ocasión, los sudamericanos remontaron un 1-0 adverso en la ida y ganaron 3-0 en la vuelta en Montevideo, con un doblete del Chengue Morales. Una serie en la que Aloisi, Chengue y Pablo García se cruzaban por primera vez, antes de hacer historia con Osasuna.

Podría pensarse que, para Australia, el reencuentro tenía un aroma de revancha, pero para los oceánicos era, ante todo, una oportunidad de volver al Mundial.

“¿Revancha? No. Era más por ir al Mundial. Suele ser más fácil cuando te enfrentas a un equipo que conoces bien”, recuerda Aloisi. “A Uruguay lo conocíamos bien por lo de 2001, pero no solo al equipo, sino también al país y al ambiente que nos esperaba en el Centenario. No lo veíamos como una revancha, sino como una oportunidad”.

La ida

La serie volvió a reunir a tres rojillos que habían compartido vestuario en Navarra, aunque Aloisi lo tenía claro:

“Sí, era muy especial, aunque en el campo no hay amigos cuando estás jugando para meterte a un Mundial. Después del partido, sí, amigos para siempre. En el campo era una guerra. Como decía Pablo siempre: ‘El fútbol es una guerra’, y estos partidos también lo eran. Era muy especial jugar contra dos compañeros de Osasuna para ir al Mundial”.

El partido de ida se disputó en el Estadio Centenario de Montevideo y terminó con victoria uruguaya por 1-0 gracias a un gol de Darío Rodríguez en el minuto 37. Morales y García fueron titulares, mientras que Aloisi ingresó al campo en el minuto 80 en reemplazo de Mark Viduka. Marcelo Sosa no tuvo minutos.

El resultado no desanimó a Australia, que confiaba en remontar en casa.

“Después del primer partido, teníamos buena sensación al regresar a Australia. Es más fácil para nosotros jugar en casa. Había 83.000 personas en el estadio, 80.000 australianos y 3.000 uruguayos; la afición estaba de nuestro lado. El clima también ayudaba. Entonces, un 1-0 no era tan mal resultado”, señala Aloisi.

La vuelta

La misión era simple: remontar y regresar a un Mundial 32 años después. Aloisi tenía claro que sería una gran noche para el fútbol australiano.

La vuelta se jugó en el entonces Telstra Stadium (actual Accor Stadium) de Sídney, ante 82.698 espectadores. En el minuto 35, Mark Bresciano marcó el gol que igualó la eliminatoria y forzó la tanda de penales. García y Morales repitieron como titulares y disputaron los 120 minutos, mientras que Sosa ingresó en el minuto 81. Por el lado australiano, Aloisi entró de cambio en el minuto 96 en reemplazo de Bresciano.

“El día antes del partido, Guus Hiddink ya tenía el once titular y practicaba los cambios durante el entrenamiento. Sabía que iba a entrar, pero no cuándo. Yo estaba listo”, recuerda Aloisi. “Hace poco vi unas imágenes en las que Guus me daba indicaciones durante casi medio minuto, pero no recuerdo ni una palabra. Solo pensaba en entrar. Antes del partido, llamé a mi hermano y le dije que iba a marcar el gol que nos llevaría al Mundial”.

Con el 1-1 global, el pase se decidiría desde los once metros. Aloisi no dudó en ofrecerse para lanzar.

“Nos reunimos con el segundo entrenador y preguntó quién quería patear. Me ofrecí. Me dijo que sería el primero y le respondí que quería ser el quinto. Luego me aparté para concentrarme. El día anterior había pateado cinco penales en esa portería y tenía confianza. Si lo había hecho cinco veces, podía hacerlo una más”.

Por Australia lanzaron Harry Kewell, Lucas Neill, Tony Vidmar y Mark Viduka antes de Aloisi. Los tres primeros convirtieron, mientras que Viduka falló. Por Uruguay patearon Darío Rodríguez, Gustavo Varela, Fabián Estoyanoff y Marcelo Zalayeta; el primero y el último vieron sus disparos detenidos por Mark Schwarzer. El escenario quedó listo para el rojillo.

“Cuando Schwarzer detiene el penal de Zalayeta, me quita toda la presión. Ya no era marcar para seguir con la tanda, sino para ir al Mundial”.

Aloisi emprendió entonces su caminata desde el centro del campo hasta el punto penal.

“La distancia entre el medio campo y el punto penal es larga. En los entrenamientos casi no se practica ese recorrido y, si no tienes confianza, las piernas se sienten como gelatina. Pero ese día tenía confianza y fue fácil recorrer ese camino”.

Con el balón en el punto, se perfiló y disparó al palo derecho, por encima del portero Fabián Carini. Australia volvía al Mundial por primera vez desde 1974.

“Durante el primer microsegundo, no sabes si entra. Ves que entra, pero no toca la red. La gente tampoco reacciona enseguida. Corres dudando si fue gol hasta que escuchas el grito y ahí te das cuenta”, recuerda Aloisi.

El delantero ya sabía cómo celebraría:

“El día antes le pregunté al delegado dónde se sentaría mi familia. Me preguntó por qué y le dije: ‘Porque cuando meta el gol de la victoria, iré a celebrar con ellos’. Por eso me ves corriendo como loco hacia allí”.

Tras la euforia, Aloisi buscó a sus compañeros uruguayos.

“Vi al Chengue llorando y me acerqué para cambiarle la camiseta y darle un abrazo”, recuerda.

El regreso

El destino quiso que el primer partido de Aloisi tras aquella histórica noche fuera precisamente contra Osasuna, ya como jugador del Deportivo Alavés, en El Sadar.

“El destino es muy extraño. Recuerdo que marqué un gol, pero Osasuna ganó 3-2. Fue raro porque Osasuna fue un club muy importante para mí y me hizo sentir como en casa. Soy australiano, pero tengo amigos allí y compañeros que son como hermanos. Marcar un gol en el estadio rival y que la gente coree tu nombre es algo muy especial. Creo que la gente de Osasuna sabe que cada vez que jugué con ellos intenté dar lo mejor”.

A pesar de la distancia entre Navarra, Uruguay y Australia, aquella repesca de 2005 permanece en el recuerdo rojillo. Reunió a jugadores que dejaron una huella profunda en Osasuna y protagonizaron una de las eliminatorias mundialistas más recordadas de este siglo.